sábado, 8 de mayo de 2010

GOLF y VIDA

El fin de semana pasado jugué el campeonato gallego. Empiezo diciendo que el primer día quedé última, -sin contar los hombres ni el handicap- y el segundo cinco golpes menos. En total tercera por la cola pero si contaran lo anterior, que es lo habitual en los torneos, muchísimo mejor. Mi handicap sigue subiendo.
Nunca me había apuntado a evento tan "importante" porque aunque no juego mal soy muy irregular y puede pasar lo que pasó. Me animó Ari, la cuñada de Cris. Se celebró en La Zapateira que es un campo maravilloso y por 35 euros jugabas dos días, más de nueve horas, te daban un paquete de bolas, un plátano y una botella de agua cada día. ¡qué más!
Nunca había jugado torneo dos días seguidos, metí la gamba en varios hoyos pero otros me salieron genial. Dado que llevaba más de mes y medio sin jugar en campo grande pues aceptable el resultado y contenta.
Aunque el primer día llovió al principio , el campo es precioso, tiene muchos lagos, las ardillas cruzan las calles, había varias parejas de ánade real con patitos...
Y estaba en mi partida Marisa, una señora que recordaba del tenis. Era una institución en Nigrán. Me contó que se le había muerto el marido hacía dos años. De estar perfectamente a morirse en dos meses. Lo había pasado terriblemente mal porque se jubilaba e iban a empezar muchos proyectos... Todavía estaba a tratamiento pero que el golf le ayudaba muchísimo.
Me impresionó lo claro que tenía que iba a seguir viviendo como lo haría con su marido.
Se anotó al campeonato, ella los juega todos, se vino el viernes sola para La Coruña , reservó una habitación de hotel y a jugar... Ganó el corte inglés de su club, piensa hacer lo mismo cuando toque la final en Lugo. Tiene cuatro hijos y dos nietos, los ayuda cuando se lo piden pero su vida quiere que sea lo más parecida a la que era cuando vivía su marido. En junio piensa irse al menos mes y medio a un apartamento que tiene en Playa de Aro como antes.
El domingo me tocó con otra mujer de La Coruña, también viuda, muy campechana, que también tiene claro que no necesita a nadie. Se apunta a todo, juega todos los días- ¡que envidia sana!- hasta me contó que jugó un pro-am en Málaga con los profesionales de La Toja.
Afortunadamente como cambian las cosas. En vez de
estar en casa rumiando su suerte se entretienen, despejan la cabeza y se lo pasan bien.

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