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Visitamos todos los pueblos de esta parte de los Pirineos. Orthez, Oloron, Pau, San Jean de Pie de Port, Salieres, Savauterre...
Como ya dije, salvo Pau que es "la modernidad", el resto son "antiguos". Las casas, los monumentos están perfectamente conservados, incluso los comercios- y lo que venden- son "del año catapún".
Limpios, cuidados... agradabl
es para la visita.
Me gustaron todos pero destacaría Salieres, increíble. Alrededor de una fuente de agua salada (70% de ClNa y otras sales) se desarrolló desde la Edad Media un pueblo precioso, perfectamente conservado, con rincones "de postal". Desde finales de siglo XIX aprovechan turísticamente las aguas. Consevan un hotel que se me pareció mucho al de La Toja antiguo, el otro también de ese estilo ardió y solo se mantiene las paredes. El antiguo balneario está reformado y por supuesto nos dimos un baño en estas magníficas aguas. Al salir me pareció que pesaba menos (por lo de que la sal desinfla).
Pau es el moderno. Centro comercial con todas las zaras, hm ,fnac, etc. Comimos en un terraza de la Plaza Clemenceau. Las casa muy estilo parisino aunque algo más bajas. El castillo y el paseo con vistas a los Pirineos, precioso.
En Oloron, haciendo honor a su nombre, se respira por todo lados un agradable aroma a chocolate . Hay una fábrica de Lindt, con tienda¡¡¡¡¡ Compramos.
Sigo aludiendo a la comparación con Portugal, quien se haya dado una vuelta por Guimaraes, Bragança, Barcelos les encontrará mucho parecido. Como todo pueblo fronterizo el castillo domina, aquí como allí para defenderse de los españoles.
El pueblo precioso. Un recinto amurallado con el sistema Vauban, muy parecido a La Fortaleza de Valença, pero sin chiringuitos toalleros.
Los comercios también me recordaban a los de los pueblos del interior de Portugal, parecen los de las películas de los años de la postguerra.
Tranquilidad absoluta, a las ocho ya no hay un alma por la calle. Tienen los mismos problemas de envejecimiento de población como aquí.
Sólo había "marcha" por llamarlo de alguna manera, en un bar-restaurante a la entrada del camino de Santiago, con bastantes peregrinos, y cerca del albergue.
Aquí, la modernidad, el glamour, el charme debían estar metidos en el baúl.
Pero interesante y bonito.
Era la primera vez que nos alojábamos en un chalecito de camping, la experiencia fue estupenda.
Resultó muy cómodo, económico y ... bonito como veis.
Cocina, baño grande, una habitación con cama de matrimonio, enorme, y una pequeña con litera.
El camping muy tranquilo, bien situado para hacer excursiones y con una buena piscina.
En fin, para repetir.
Pues resulta que esas rayas de la furgona son vascas. Hay tiendas de lo exclusivamente vasco por todos lados, calzoncillos, bragas, bañadores, chanclas, toalllas... con la bandera. Trapos de cocina redondos que por lo visto son vascos. Telas de loneta de rayas que también son exclusivamente vascos (aunque los recuerdo de toda la vida por todos lados)... Montón de tiendas sólo con "productos vascos".
Al verlas por primera vez asustan pero me explicaron que en el País Vasco Francés son muy amantes de las tradiciones pero poco etarras. La mayoría los odian. Sabido esto paseas y entras en las tiendas con más tranquilidad. Nada que ver con comprar en una de Estella, por ejemplo, verla llena de los carteles etarrras y con la hucha para que les dejes dinero.Como ejemplo, llegamos a San Juan de Luz, paseábamos por una calle peatonal llena de tiendas, muchísimas con lo vasco y empezamos a escuchar sevillanas. En el palco de la música un grupo de chicas las estaba bailando, eran francesas¡¡¡¡¡ y la gente aplaudiendo. También había carteles de las corridas de toros que se iban a celebrar la semana siguiente con los mejores toreros españoles.
Pero verlas la primera vez con toda esa ikurriñada, asusta.
Empiezo por lo que más me decepcionó.
Es el comienzo mítico del Camino de Santiago. En la oficina del peregrino vimos que hasta junio habían pasado por allí 250 personas más que el año pasado. Qué fue año santo¡
Me lo imaginaba como Roncesvalles, austero, cuatro casas, muy tranquilo, en fin muy peregrino. Y resultó que era chiringuitolandia con dos especialidades peregrinos y vascos.
Estropeadito como Combarro o Santillana de Mar. Pueblos preciosos convertidos en un horror turístico.
Aun así es muy bonito, mereció la pena visitarlo pero...visto con espíritu peregrino... un horreur¡