La niña ya va en el ESO y todavía no conocía el Pazo de Oca. Una tarde de navidad, nos acercamos.
La última vez que fuera recibía aquella vieja desgradable que cobraba 100 pesetas. Ahora recibe una más joven, también falta de amabilidad, cobra 4 euros pero te da un folleto cutre y malo.
Sigue sin poder verse el edificio. Los jardines como siempre.
Ya no tienen vacas. Plantaron vides y unos parterres con multching en los que cultivan repollos, calabazas, acelgas... Debe ser que al Medinaceli pequeño le da por lo ecológico.
Ali cuando empezamos la visita no estaba muy convencida de la maravilla que le habíamos contado pero cuando llegamos al estanque la cosa cambió.
El tiempo no acompañaba pero la excursión resultó interresante.
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